Diariamente, a la hora de elaborar presupuestos fotovoltaicos nos encontramos ante la tesitura de anteponer el precio a la calidad o viceversa. Esta inevitable cuestión nos obliga a tomar una decisión en la que podemos correr el riesgo de perder la venta por no argumentar suficientemente el precio o, por otro lado, quedamos expuestos a un rechazo de la operación debido a la baja calidad del producto.
Ante esta encrucijada, es de vital importancia desarrollar una oferta comercial equilibrada y optimizada a las necesidades del mercado, por lo que, en esta entrada vamos a intentar determinar los factores mas importantes a considerar en la elección comercial de paneles fotovoltaicos.
En los últimos años, a consecuencia de la entrada en vigor de políticas energéticas favorables, el mercado fotovoltaico ha obtenido un remarcable crecimiento que ha venido de la mano del desplome del precio de los paneles a consecuencia principalmente del abaratamiento de los costes de fabricación y al aumento de la producción mundial, que han generado una rápida depreciación de los stocks.
Esta depreciación constante del precio del panel en los últimos años ha conllevado que en poco tiempo los paneles fotovoltaicos hayan pasado de ser un producto tecnológico de lujo a casi un bien de uso común, donde la única cualidad diferenciadora de importancia, es prácticamente, el precio (€/ Wp) y la disponibilidad de producto, sin más.
Ante esta encrucijada y con el fin de hacer frente al problema, los principales fabricantes mundiales de paneles solares han decidido responder con nuevas propuestas tecnológicas (PERC, Bifacial, Heterounión, etc.), soluciones que son capaces de ofrecer mejores prestaciones y mayor potencia en los paneles, a fin de aumentar el desempeño en la producción energética por panel y reducir así el número de unidades necesarias por instalación, derivando en una remarcable reducción de los coste de instalación asociados.
Este avance tecnológico, se ha visto traducido dentro del mercado en el desplazamiento de soluciones técnicas más económicas pero menos eficaces, como por ejemplo los paneles policristalinos, hecho que ha desencadenado cierta ambigüedad sobre las preferencias, características y criterios de selección de los paneles solares por parte del instalador, creando incertidumbre en la elección de factores como el precio, el tamaño, la potencia, la disponibilidad, la tecnología, etc., aunque, actualmente prima como criterio prioritario en la selección del panel, los factores que a continuación se enumeran.
Precio.
El mercado español, a día de hoy, es un mercado en el que predomina el panel monocristalino, con un precio medio inferior a los 0,28 €/Wp en soluciones estándar y por debajo de 0,5 €/Wp en soluciones avanzadas (bifacial, terounión, etc.). Deduciendo que, aunque el precio sigue siendo un factor preferente en la selección del panel, poco a poco, el cliente, en especial el instalador exigen una mínima calidad y garantía en el producto, hecho que ha restringido el desarrollo comercial de paneles de dudosa calidad o poco contrastable cuya única característica diferenciadora es su bajo coste.
Potencia.
El instalador está optando por placas de gran envergadura (2 m2 >72 células) y con la máxima potencia posible (P >400 Wp), todo ello con la finalidad de reducir la cantidad de unidades a instalar y así mermar los costes asociados a la instalación de los paneles. Esta opción, aunque es la mayoritaria, actualmente se empieza a redirigir hacia propuestas de paneles de tecnologías avanzadas, que presentan un mejor rendimiento y, en consecuencia, una mayor potencia por unidad de superficie.
Esta solución nos permite minimizar el número de paneles necesarios en cada instalación, a través de paneles con dimensiones mas comedidas (más manejables), permitiendo reducir el coste de instalación.
Motivo por el que actualmente, existe una creciente propensión sobre la importancia del factor de potencia vs. superficie (Wp/m2 ).
Garantía del producto.
Una de las ventajas competitivas, frente al resto de oferta del mercado, es la garantía, es fundamental que esta sea lo más amplia posible, superior a los 20 años, a consecuencia de que las instalaciones fotovoltaicas requieren de tasas de amortización a largo plazo y los paneles se verán expuestos a la intemperie durante toda su vida útil, por lo que cualquier incidencia de fabricación repercutirá directamente sobre la vida útil y/o la producción - rentabilidad de la instalación solar.
Haciendo referencia a lo anterior, sería exigible que la garantía de producto tuviese, como mínimo, la misma duración que la garantía de producción del panel, puesto que no tiene sentido garantizar la producción estimada si no se puede garantizar la durabilidad del producto en si.
Eficiencia a largo plazo.
Como sinónimo de calidad y fiabilidad, ya que son habituales que paneles de idéntica potencia y características físicas pueden presentar diferencias significativas en lo referente a la producción energética estimada, como consecuencia de que la calidad de los mismos incidirá fundamentalmente en la eficacia y la degradación del panel.
La eficacia (producción energética) del panel es una métrica únicamente contrastable por evaluaciones empíricas o a través de algún software de simulación, como por ejemplo PVSyst, el cual es capaz de simular los ratios de producción estimada en base a las características técnicas certificadas por el fabricante y descritas en la ficha técnica.
También podemos optar por consultar algún test realizado por alguna certificadora internacional, como por ejemplo Photon test, PV+Test 2.0, DNVGL test o la OCU organizaciones que ponen a nuestra disposición información pública referida a los ratios de calidad comparativa entre paneles de los fabricantes con mayor volumen de ventas en el mercado.
Finalmente, adjuntamos el enlace con el catalogo de mejores paneles solares según la OCU.
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